LA LUCHA ANTIESPECISTA
Flor Carbajal me invitó al Laboratorio de Soberanía Cíclica a presentar mi línea de investigación entre mi trabajo con el útero humano, el antiespecismo, la maternidad y el montaje cinematográfico.
Hace más de 6 años, a través de mi Endometriosis, gestación, parto y lactancia investigo que existe una inteligencia energética entre mi útero y el útero de una hembra-animal-mamiféra gestando, llamémosla madre también, aunque no seamos solo madres las que gestamos en la especie humana.
Este sentir me permitió entender que existe un vínculo también entre un útero humano y el útero de cualquier animal mamífero, esté gestando o no.
El antiespecismo es la ideología, o sistema de creencias, que entiende que la especie humana no es, en ningún sentido, superior a otra especie animal. Y entiende, a partir del trabajo de la autora Melanie Joy al carnismo (es decir, alimentarse a base de productos de origen animal) como un sistema de creencias e ideología y no como una simple elección en relación a la alimentación.
El sistema de alimentación que nosotres, culturalmente, entendemos por “natural, normal y/o tradicional” en realidad está sostenido por una ideología, que se basa en que los animales y la Tierra existen para satisfacer nuestras necesidades y gustos/placeres culturales.
Comer carne y consumir lácteos entonces se vuelve parte de un sistema de creencias político y no simplemente una elección al comer.
De ahí la frase “mi plato es político”, que hace años viene trayendo el movimiento vegano.

SENTIR LA TRAMA
Hacía ya años que practicaba la alimentación a base de plantas- y acá hago una aclaración, ya que alimentarse a base de plantas no es lo mismo que ser vegano-. El veganismo es una postura política, en relación a los animales y su explotación. A diferencia de la alimentación a base de plantas, que suele tener más que ver con un movimiento de alimentación más consciente o saludable en relación al propio cuerpo.
Yo venía manteniendo una alimentación a base de plantas, pero no fue hasta que dí la teta que pude sentir y percibir en mi útero y mi pecho, el dolor de las madres, sobre todo cerdas y vacas que están siendo explotadas en las fábricas y tambos de producción en este momento.
No me parece casualidad que este sentir interconectado, esta posibilidad de sentir y de entenderme parte de un entramado, se haya dado puérpera y dando la teta, que es un estado del ser en el cual la sensibilidad cambia. Hay investigaciones que dicen que nuestro cerebro se modifica para poder entender a nuestro bebe, a un ser que no tiene lenguaje y que tiene necesidades vitales emocionales que se cubren a través de, sobre todo, el contacto con el cuerpo de la madre-padre.
Es a través de ese sentir y esa capacidad de abrir el corazón, que en mi caso, me lo dio la maternidad de un modo muy particular y profundo, es que el velo que cubría ese dispositivo de explotación fue des-cubierto.
Un día estaba viendo una película y en una escena aparecía una vaca en un tambo que tenía una mastitis (porque su ternero le había sido arrebatado y no tenía a su cría para que regule la producción de leche, sino que era extraída por máquinas que la estaban haciendo superproducir).
El documental se trataba sobre todo de la explotación y asesinato de vacas para el consumo de carne, pero ni siquiera los propios documentalistas repararon en la tortura por la que pasan las madres vacas al parir.
Esa imágen fue tan corta como impactante para mi y comencé entonces una investigación personal para averiguar en qué condiciones esas madres estaban siendo explotadas.
El dolor fue tan fuerte y lo sentí tan propio que no pude mirar para otro lado, como me habían enseñado a hacer toda la vida.
El sistema de explotación de la capacidad re-productiva de nuestros úteros y de la capacidad de producir un líquido que mantiene y nutre a la vida se me presentó enteramente frente a los ojos.
Fue como si un interruptor que mantenía prendida la Matrix, se apagó y lo pude ver: la unión, la trama.
LA YUXTAPOSICIÓN DE IMÁGENES COMO CREACIÓN DE SENTIDO
Soy montajista de cine de profesión es lo que estudié y en lo que me formé desde que tengo 17 años hasta mis 30.
Una herramienta muy importante para entender el mundo que me rodea para mi es el montaje.
Un teórico importante de la semiología cinematográfica S. Eisenstein, un cineasta de la revolución rusa, explicó y así trabaja en sus películas, que la unión de dos imágenes, no genera solamente un relato dramático, sino que crea conceptos. Un tercer concepto, que nace de la yuxtaposición y es mucho más que lo que podemos entender mediante ver y analizar esas dos imágenes por separado. Se forma un sentido nuevo que antes no estaba.
Es a través de ese mecanismo, que él inventa una manera de narrar, que se utiliza hasta el día de hoy en el cine.
Yo venía estudiando e investigando al útero humano, venía investigando y sintiendo las violencias ejercidas sobre nuestros cuerpos y procesos sexuales a través de mi Endometriosis. Mi cambio de alimentación y el cambio de mi estilo de vida en relación a mi capacidad re-productiva versus mi capacidad creativa.
Y sentir cómo cambiando mi forma de relacionarme con mi propia producción, mi hacer en el mundo y esas prácticas se establece un diálogo vivo con los síntomas de mi Endometriosis.
Elegí parir en mi casa, porque también el sistema de opresión en relación a la gestación y al parto se me había vuelto muy claro y visible. Y no estaba dispuesta a entregarle mi fuerza creativa, ni la de mi hijo, al sistema médico. Así como no lo quise para mi, ni mi hijo, devine en activista por el parto respetado.
No me salió de otra forma. Cómo no voy a ser activista por los derechos de una cerda que es violada cíclicamente y obligada a gestar, parir y amamantar en una celda, mientras le roban a sus crías para hacer jamón. La cerda por ser cerda, no ama menos a sus crías, no deja de sentir dolor cada vez que es privada de cuidarlos y acompañarlos a crecer.

LA ALQUIMIA AUDIOVISUAL AL SERVICIO DE LA DENUNCIA
A través de todas estas experiencias y trabajo en red con varias compañeras es que vengo trabajando en Desmadre un documental por episodios sobre sexualidades y maternidades, en el que voy trabajando y elaborando hipótesis sobre estas temáticas. Hoy, mi trabajo en cine y el montaje se volvieron herramientas al servicio de estas resistencias. Pero esto comenzó, no con desmadre, sino cuando conocí a mis compañeros de Voicot.
Ellos son un dúo de artistas por los derechos animales, los conocí cuando mi hijo, Lobo, tenía 6 meses.
Les escribí comentándoles que era montajista y que ponía mi herramienta al servicio de sus investigaciones. Ellos venían desarrollando videos en mataderos, tambos y granjas de explotación animal, de manera encubierta.
Rápidamente conectamos con Malena Blanco, co-fundadora de voicot, y me puse a trabajar junto a ella.
Mi cerebro suele pensar a través del montaje. Lo tengo muy internalizado y es así también como entiendo al mundo que me rodea. Venía trabajando con el útero-humano y descubro a través de la cámara de mis compañerxs, lo que está oculto en una fábrica y vivo lo que está oculto en una casa de una puérpera, se ponen en comunicación dos mundos, dos realidades que se encuentran profundamente silenciadas en este sistema.
Y aparece el sentido: la potencia que esconden estos procesos de creación de vida y el contacto entre la díada.

SOMOS ENERGÍA
Si como Casilda Rodrigañez Bustos explica, el útero humano está re-produciendo, en condiciones patriarcales, soldados del Capitalismo, guerreros insesibilizados por la falta de apego del cuerpo de sus madres, me animo a decir que las fábricas de cerdas y tambos están produciendo el alimento para esos soldados insensibles y desconectados de la vida.
Ese alimento (si es que se lo puede llamar así) tiene una carga energética patriarcal, que contamina, ante todo nuestros úteros, en principio por lo hiper-medicalizados (homornización y antibióticos) que se encuentran esos procesos de gestación y nacimiento.  Pero además, y sobre todo, por el dolor que existe en esos procesos industrializados.
El dolor de madres y crías al ser separadas al nacer, en condiciones de extrema violencia y vulnerabilidad.
Entonces este “alimento" que consumimos también va a tener un impacto en nuestra psique y en nuestra sexualidad.


Las vacas establecen un vínculo emocional muy fuerte con sus crías, a las que amamantan durante
UN AÑO (en condiciones naturales).
Sin embargo, en las explotaciones lecheras se separa a los terneros de su madre al cabo de T
AN SOLO UNAS HORAS después de nacer para que toda la leche de la vaca se destine a consumo humano.
Con frecuencia hay que separar a rastras a la cría de la madre, y la vaca muge histérica. En otras ocasiones, para no provocar a la vaca, se la lleva a otra parte de la lechería para ordeñarla y se retira a la cría durante su ausencia.
Al igual que las madres humanas, las vacas se desesperan cuando no encuentran a sus crías.
Mugen durante días enteros, buscandolas desesperadamente. Se han dado casos de vacas que han escapado y han recorrido kilómetros enteros hasta encontrar a sus crías en otras explotaciones.
La esperanza de vida natural de las vacas es de unos veinte años, pero tras solo cuatro se considera que su producción de leche es insuficiente, por lo que son enviadas al matadero.
Gran parte de la producción de carne picada procede de vacas lecheras”
Por qué amamos a los perros,
nos comemos a los cerdos y
nos vestimos con las vacas:
una introducción al carnismo
-Melanie Joy-

Como son olvidados los cuerpos que pasan por un aborto o una muerte perinatal, los cuerpos que gestan y paren y todas nosotras somos vueltas sin derechos al sistema productivo, también son olvidados los cuerpos y las tetas de las hembras-madres vaciadas y torturadas física, emocional y energéticamente.
La trama de la vida es una. Es justamente ese entramado que se busca (y logra) dividir cuando somos niñes, que hay que reparar desde las crianzas. Y aquí creo que hay una fuerza muy particular, que tiene que ver con criar en el antiespecismo y el veganismo y proteger la empatía.
Es cuando nosotres somos niñes, a través del sistema de producción y de montaje: gestar, críar, asesinar, trozar, empaquetar y vender que la conexión con los demás animales y la Tierra se rompe, se escinde y por más que conozcamos, ya de grandes, esta verdad que ocultan los muros de los mataderos, se nos hace muy difícil volver a conectar esa sensibilidad.
Es entonces en las infancias, donde podremos reconstruir nuevamente esta sensibilidad, perdida, frente a la trama de la vida.
Creo que estamos tarde, pero a tiempo, de salirnos del centro, montando y yuxtaponiendo sin distancia nuestras propias experiencias y las experiencias de vida de lxs demás animales, conociendo e informándonos sobre la sensibilidad particular de elles, que no por diferente, es menos vital. En qué condiciones VIVEN y MUEREN esos animales que comemos y explotamos.
Cultivar hábitos de alimentación que respeten la vida de les demás animales, no es una moda ni un capricho, es una posibilidad de hackeo al sistema opresor.

Les invito a conocer algo del trabajo que hacemos con voicot
Algunos textos para profundizar sobre estos temas:
- Política sexual de la carne, de Carol Adams.
- Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas: una introducción al carnismo , de Melanie Joy.
- Hacia un futuro vegano, Tobias Leenaert
- Ecoanimal, una estética plurisensorial ecologista y animalista, de Marta Tafalla
- Liberación Animal, de Peter Singer.
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