Hoy es Luna Llena, pico máximo de luz en el ciclo lunar.
Como dice mi astroyogi de cabecera Lu Gaitán, esa luz que todo lo expone.
Eso que queremos mostrar y eso que no queremos tanto, aparece.

Surgen conflictos. Todo se abre. Hablemos de lo que hay que hablar.

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Hoy tengo ganas de hablar, de exponer, el tema de la sexualidad durante el embarazo.

Tanto nos han ocultado y castigado el placer sexual a nosotras las mujeres, que nos ha sido desterrada y desconocida la importancia y el lugar central que ocupa nuestro Útero en nuestra sexualidad.
El Útero se expande continuamente durante el embarazo, generando, además del espacio para que le bebe crezca, intensas olas y momentos de satisfacción sexual y sensual en el cuerpo de la persona embarazada.
Me fascina sentirme en un estado cuasi orgásmico continuamente, o muy cerca de eso si me abro y me doy lugar y tiempo a esa sensación.
Básicamente estoy conectada con mi poder sexual todo el día.
Pero ahí aparece el tema de cuán restringidxs estamos culturalmente.
Qué poco sabemos sobre el Útero y sus potencias, que poco nos atrevemos a explorar nuestra propia cuerpa.
Me sorprende encontrarme día a día con amigxs que, no siendo mojigatxs, me preguntan si todavía estoy cogiendo con mi compañero.

Esta potencia sexual del Útero, que está invisibilizada, no sólo existe durante el embarazo.
El orgasmo uterino es una intensidad de olas de placer que recorren todo nuestro cuerpo, estando o no embarazadas.
Es una sensibilidad extrema al tacto, a las caricias, a los sabores, olores, intensidades de fuerzas.
Sólo que al estar gestando, el Útero está más sensible, más grande y más presente, por lo tanto nos es más accesible el placer.
Ese órgano políticamente incorrecto, se hace presente.
Es curioso que solamente se haga presente culturalmente en una mujer que está gestando y se haya buscado asexuarla.
De vuelta puestas en ese lugar de Madonnas, Vírgenes, incubadoras. Alejadas de nuestras fuerzas, nuestras serpientes, nuestros fuegos.

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El orgasmo durante el embarazo, además de ser algo exquisito y trascendental, nos prepara para un parto con más placer y menos dolor. Es un entrenamiento de ráfagas, que pondrán en movimiento el canal por el que nuestrx hijx nacerá al mundo.
Pero, en los partos medicalizados, las mujeres no tienen casi acceso a su propia producción de oxitocina, la hormona del amor, la hormona que genera esa ráfagas de placer y movimiento.
Y no tienen acceso, porque se las limita emocionalmente desde pequeñas, infundiéndoles miedos.
Y ya in situ, en contacto con médicos incapaces de conectar emocionalmente, con luces blancas que las molestan, sonidos, charlas y elementos que las asustan y distraen.
Imaginen tener un orgasmo en esas condiciones…
Díficil ¿no?
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El ciclo menstrual y el parto forman parte de la sexualidad de una mujer.
Y el sistema médico hegemónico patriarcal nos desconectó de todo ese proceso. Nos privó.

Pero explorar nuestros orgasmos, estando embarazadas o no, es un camino para recuperarlo.
El orgasmo, también es político.

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Referencias:
Pariremos con placer, Casilda Rodrigañez Bustos.
•Las funciones de los orgasmos, Michel Odent.

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