Si decir lo que pensás molesta…
Molestá groso hermana.

Me aprieta el pecho y se me atragantan las palabras.
No encuentro la manera de expresar todo esto que siento.
Por que lo sé. Va a caer mal.
Me acostumbré a achicarme, a hacerlos sentir bien.
A todos.
Menos a mi.
Me acostumbré a no armar bardo.
A no decir lo que pienso.
A no molestar.
Me acostumbré a hacerme más pequeña,
A decirle a todos que tenían razón.
Me acostumbré a relativizar mi corazón,
A desperdiciar mi instinto.
A callar mi voz.
Me adiestré.
Para encajar.
Me castré.
Para no quedar excluída.
Me amordacé.
Para no incomodar.

Mi cuerpo se cansó.
Batalló. Bailó.
Y me hizo saber,
De todas las maneras.
Que este accionar,
Lo dejamos atrás.
Me despertó.
Me gritó.
Me zamarreó.
Y empezó lentamente a decirme,
Que puedo ocupar todo el espacio que se me cante.
Y que está bien no encajar.
Porque soy capaz de crear otros espacios en los cuales brillar.
Que tengo las herramientas
Para carte mal.
Que tengo las herramientas
Para molestar.
Y me dijo,
Me sigue diciendo,
Que mi voz, mi poder, mi sexo
Tienen mucho para contar.
Tienen realidades para crear.
Que mi vulva no está más seca.
Mi boca no está mas llena de llagas.
Libero mi voz.
Libero mi sexo.
Libero mi creatividad.
No me enfermo más,
Para agradar.
No me achico más.
Basta de esta mierda.
Prendo todo fuego.
No me callan más.


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