Al final estás militando para que todas abortemos”- me dijo una gran amiga el otro día.

El chiste me pareció acertado y me hizo acordar que hace poco nos preguntaron a mi y a Tati si está bueno ser mamá.
Las dos nos quedamos calladas primero, antes de responder.
La respuesta no me sale automática. En ninguna de las dos situaciones que comento arriba.
Busco que venga de adentro mío. Que no sean frases hechas.
Que no nazcan del deber ser, ni por la culpa a que salgan palabras que no sean lindas de escuchar
de la boca de una madre.

¿Está bueno ser mamá?

Me gusta que siento muchísimo más amor adentro mío, que el que alguna vez sentí.
Es como si mi pecho se hubiera abierto quebrado por tanta ternura.
Y esto no es menor! El amor y la ternura en esta sociedad están muy subestimados!
Nunca me sentí más en casa, como durmiendo acurrucada con él.
Ni sentí tanto tanto placer en el cuerpo como cuando huelo a mi cachorro.
Me divierte mucho acompañar a un ser tan espontáneo a descubrir el mundo.
Y me cae bien mi capacidad nueva de madre de sorprenderme y emocionarme por la cotidianeidad.
Como cuando comemos juntos una mandarina, o me agarra de la mano para caminar por la casa,
o me pide regar las plantas las plantas.

Me libera la poca sumisión que tiene y me inspira su voluntad por conseguir lo que desea.
Aprendo mucho de su no-temor a equivocarse, y a repetir las cosas la cantidad de veces que sean necesarias.
Me conmueve su capacidad para pedir ayuda y su honestidad para expresar sus emociones.
Si soy sabia ese día dejo que me comparta su capacidad de vivir en el presente.
Como una meditación profunda.

También fui testigo del nacimiento de un papá.
Y me da esperanza en otro orden social posible,
saber que se duerme en sus brazos, más que en los míos.

Me siento abrazada por las mujeres-madres que conocí este útlimo tiempo.
Son mi tribu: me entienden sin palabras.
Pueden bancarse la mierda más oscura y en la misma conversación llorar de ternura.

Conozco emociones, dolores, amores de mis ancestras,
que de otra manera nunca hubiera conocido.

No sos más, ni menos mujer por ser madre.
No creo eso. Ni en pedo.
Pero sí, es un experiencia intransferible.
A pesar de lo imposible,
del cansancio entre las vértebras,
de la angustia incontenible,
no milito para que las mujeres no sean madres
(aunque me parece lo más si no lo desean,
yo una vez decidí no serlo).

Milito para que la experiencia de maternar sea entendida como una experiencia hipercompleja.
Para que sepamos que esta sociedad nos expulsa a los márgenes cuando parimos.
Escribo para que cuando una mujer tenga en sus brazos a un bebitx que depende de ella 24x7
y se sienta cansada, irritada, angustiada, sepa que nos pasa a todas.

Que no se sienta menos madre,
menos mujer,
menos persona por necesitar ayuda,
por sentir arrepentimientos, duelos, ambigüedades.

Escribo para que no nos vendan una experiencia rosa, vacía y lineal,
cuando es una experiencia de extrema crudeza, profunda y salvaje,
que transforma hasta la última célula de tu cuerpo-espíritu,
y te escupe a la vida siendo otra persona.

Escribo para ver TODO ESE POTENCIAL.

Con mucho amor,
iari
Back to Top