Relato de Milagros y Elvis.
Jueves por la noche/ viernes. Semana 39.4
Arranco el baile de Elvis. Empece a perder el tapón mucoso y llegaron las contracciones, irregulares, incomodas, en el sacro, en el utero. Iban y venían. Aguante hasta las 6am y avisamos a las parteras. Caro estaba en una guardia asi que vino solo Ana. Tambien vino mi amiga mágica Isis. Su presencia fue invaluable desde el dia 1, me mimaron, escucharon y acompañaron en silencio. Así paso todo el día hasta la noche. Un motor que prendia y se apagaba. El famoso preparto.
A la noche todo mas intenso. Llego Caro. Nos preparamos para el trabajo de parto pero fue falsa alarma. Elvis empezó a marcar su tan particular ritmo y habia que hacerse a la idea de que venia lento.Decidimos que lo mejor seria que nos quedáramos solos e intentaramos descansar.
Sábado.
Por la mañana temprano charlamos mucho con Isis sobre mi sentir, sobre mi historia personal y me propuso que hagamos un ritual. Prendimos una vela por mi mama y otra por mi papa y les hable, llore y me enoje, y su llama creció, se manifestaba su presencia. Yo sabia que parte de mi historia y el dolor acumulado en mis huesos me estaba condicionando. Identificamos que el jueves 10 habría sido el cumpleaños de mi papa,con el cual tuve una relación complicada hasta el final, y reconocí como yo desde mis entrañas pedía que mi hijo no naciera ese día. Claramente me escucho. Cuando terminamos me alivie.
La noche del sábado fue muy similar a la anterior. Intentaba dormir entre contracciones, o al menos relajar. Y cuando venia la ola la atravesaba vocalizando y agarrada a las almohadas, la pelota o a los muebles.
Tipo 3am volvimos a hablar con las chicas, las contracciones parecían intensificarse y yo empezaba a sentirme cansada y por momentos llena de dudas. Me preguntaba si todo era normal, si mi bebe estaría bien, cual era mi traba emocional que no me permitía avanzar..
Me metí varias veces en la ducha caliente y aguante lo que pude de pie.
4.30 llegaron ana y caro. Se turnaron para estar conmigo y dormir y también para aliviar a lucho que venia sosteniéndome como un roble y necesitaba recobrar fuerzas.
Domingo
Las chicas se fueron y el día transcurrió sin mucho cambio de ritmo. Me sugerían que caminara, que intentara salir, pero para mi era imposible, me sentía en un viaje intenso de dolor y no me creía capaz de caminar sin tener que agarrarme de todo alrededor y gritar.
Intente despejarme, comer, desconectar, pero cada contracción me traía otra vez al cuerpo y al momento como un rayo. Me visitaron unas amigas y me mimaron.
Fue mas difícil dormir, no encontraba posición ni en la cama, ni en el piso, ni en la ducha. El sacro me molestaba muchísimo, un dolor neurálgico que me volvía loca. Y mi animo menguaba al ver que nada avanzaba visiblemente. Me costo mucho entender que mis ritmos apresurados no dirigían este proceso y que solo podía entregarme a el.
Arranco el baile de Elvis. Empece a perder el tapón mucoso y llegaron las contracciones, irregulares, incomodas, en el sacro, en el utero. Iban y venían. Aguante hasta las 6am y avisamos a las parteras. Caro estaba en una guardia asi que vino solo Ana. Tambien vino mi amiga mágica Isis. Su presencia fue invaluable desde el dia 1, me mimaron, escucharon y acompañaron en silencio. Así paso todo el día hasta la noche. Un motor que prendia y se apagaba. El famoso preparto.
A la noche todo mas intenso. Llego Caro. Nos preparamos para el trabajo de parto pero fue falsa alarma. Elvis empezó a marcar su tan particular ritmo y habia que hacerse a la idea de que venia lento.Decidimos que lo mejor seria que nos quedáramos solos e intentaramos descansar.
Sábado.
Por la mañana temprano charlamos mucho con Isis sobre mi sentir, sobre mi historia personal y me propuso que hagamos un ritual. Prendimos una vela por mi mama y otra por mi papa y les hable, llore y me enoje, y su llama creció, se manifestaba su presencia. Yo sabia que parte de mi historia y el dolor acumulado en mis huesos me estaba condicionando. Identificamos que el jueves 10 habría sido el cumpleaños de mi papa,con el cual tuve una relación complicada hasta el final, y reconocí como yo desde mis entrañas pedía que mi hijo no naciera ese día. Claramente me escucho. Cuando terminamos me alivie.
La noche del sábado fue muy similar a la anterior. Intentaba dormir entre contracciones, o al menos relajar. Y cuando venia la ola la atravesaba vocalizando y agarrada a las almohadas, la pelota o a los muebles.
Tipo 3am volvimos a hablar con las chicas, las contracciones parecían intensificarse y yo empezaba a sentirme cansada y por momentos llena de dudas. Me preguntaba si todo era normal, si mi bebe estaría bien, cual era mi traba emocional que no me permitía avanzar..
Me metí varias veces en la ducha caliente y aguante lo que pude de pie.
4.30 llegaron ana y caro. Se turnaron para estar conmigo y dormir y también para aliviar a lucho que venia sosteniéndome como un roble y necesitaba recobrar fuerzas.
Domingo
Las chicas se fueron y el día transcurrió sin mucho cambio de ritmo. Me sugerían que caminara, que intentara salir, pero para mi era imposible, me sentía en un viaje intenso de dolor y no me creía capaz de caminar sin tener que agarrarme de todo alrededor y gritar.
Intente despejarme, comer, desconectar, pero cada contracción me traía otra vez al cuerpo y al momento como un rayo. Me visitaron unas amigas y me mimaron.
Fue mas difícil dormir, no encontraba posición ni en la cama, ni en el piso, ni en la ducha. El sacro me molestaba muchísimo, un dolor neurálgico que me volvía loca. Y mi animo menguaba al ver que nada avanzaba visiblemente. Me costo mucho entender que mis ritmos apresurados no dirigían este proceso y que solo podía entregarme a el.
Lunes
Ana vino un rato a la tardecita. Me hizo un tacto, mas para calmarme a mi que por necesidad. Tenia 3 de dilatación. Uff, respire aliviada, entrábamos en trabajo de parto.
Por la noche perdí mas tapón mucoso, con sangre intensa. Las contracciones venían como un maremoto que atravesaba todo mi cuerpo. Me temblaban las piernas pero intentaba mover las caderas cuando venían. Ni yo ni lucho pudimos dormir mas.
Martes
Empece a hablar con las chicas 6.30 am, ya no me sentía fuerte ni física ni emocionalmente y me costaba confiar en que podía atravesar este umbral. Lucho me sostenía con su templanza y serenidad aun cuando en este punto yo estaba desesperada.
10.30 llego Ana y me hizo algunas técnicas de shiatsu y presión en puntos energéticos de acupuntura para trabajar mi sacro. También tome algunos remedios homeopáticos durante estos días. Al mediodía se sumo Caro.
Acá empieza el verdadero trabajo de parto, después de 4 días de preparación.
Me quebré, llore y me vi impotente ante la magnitud de lo que me tocaba encarnar.
En este punto, estaba inundada de hormonas cumpliendo sus funciones. Jamas me sentí tan animal, tan mamífera.
Armamos la pileta de parto en el living frente al fuego del hogar, la luz muy bajita, un utero recreado y el silencio, tan importante para mi. Me metí dos veces a la pileta por alrededor de 2 hs cada vez, la primera era de día y me ayudo un montón a relajarme, la segunda era de noche. Elvis latía fuerte y sano todo el tiempo y eso me tranquilizaba aunque mis fuerzas ya estaban flaqueando. Tuve que salir de la pileta porque mis contracciones empezaban a espaciarse.
Poniendo todo de mi seguimos adelante, Elvis iba a nacer y eso era todo lo que me importaba.
Hubo otro tacto: 8 cm. Ana me comenta que tenia un reborde en el cuello del utero y que quizás por eso bebito no lograba encajarse bien para descender. Así que durante varias contracciones y pujos ella hizo una maniobra que me ayudo a encajarlo, dolió un montón, pero logre sacar la fuerza para llegar. En la siguiente contracción rompí bolsa, acá mismo en el living, entre la pileta, el sillón y los perros. Es uno de los momentos que mas claro recuerdo. Cada vez estábamos mas cerca, puje en 4 patas, en el banco de parto, en cuclillas y parada, hasta que decidimos irnos todos al baño de arriba. No se como subí las escaleras, el recuerdo es una película surrealista.
En el baño me senté en el inodoro, puje varias veces y después me senté en el banco de parto, con lucho atrás y las chicas sentadas en el piso, todo oscuro, expectante y sereno. Recuerdo a lucho sosteniéndome con fuerza y una voz que me decía: tranqui mili, respira y hace que la fuerza vaya para abajo, deja que los músculos se estiren despacito. Que clave fue esto para no apurarme y estar presente.
Pude sentir la cabeza de Elvis encajada y juntos empujamos para que nazca, sin prisa, muy enfocados. Salió deslizado su cabeza y su cuerpo, y enseguida lo tuve encima mío, la cosa mas increíble y mágica del mundo.
Yo no llegue a verlo pero tenia doble circular de cordón.
Ana vino un rato a la tardecita. Me hizo un tacto, mas para calmarme a mi que por necesidad. Tenia 3 de dilatación. Uff, respire aliviada, entrábamos en trabajo de parto.
Por la noche perdí mas tapón mucoso, con sangre intensa. Las contracciones venían como un maremoto que atravesaba todo mi cuerpo. Me temblaban las piernas pero intentaba mover las caderas cuando venían. Ni yo ni lucho pudimos dormir mas.
Martes
Empece a hablar con las chicas 6.30 am, ya no me sentía fuerte ni física ni emocionalmente y me costaba confiar en que podía atravesar este umbral. Lucho me sostenía con su templanza y serenidad aun cuando en este punto yo estaba desesperada.
10.30 llego Ana y me hizo algunas técnicas de shiatsu y presión en puntos energéticos de acupuntura para trabajar mi sacro. También tome algunos remedios homeopáticos durante estos días. Al mediodía se sumo Caro.
Acá empieza el verdadero trabajo de parto, después de 4 días de preparación.
Me quebré, llore y me vi impotente ante la magnitud de lo que me tocaba encarnar.
En este punto, estaba inundada de hormonas cumpliendo sus funciones. Jamas me sentí tan animal, tan mamífera.
Armamos la pileta de parto en el living frente al fuego del hogar, la luz muy bajita, un utero recreado y el silencio, tan importante para mi. Me metí dos veces a la pileta por alrededor de 2 hs cada vez, la primera era de día y me ayudo un montón a relajarme, la segunda era de noche. Elvis latía fuerte y sano todo el tiempo y eso me tranquilizaba aunque mis fuerzas ya estaban flaqueando. Tuve que salir de la pileta porque mis contracciones empezaban a espaciarse.
Poniendo todo de mi seguimos adelante, Elvis iba a nacer y eso era todo lo que me importaba.
Hubo otro tacto: 8 cm. Ana me comenta que tenia un reborde en el cuello del utero y que quizás por eso bebito no lograba encajarse bien para descender. Así que durante varias contracciones y pujos ella hizo una maniobra que me ayudo a encajarlo, dolió un montón, pero logre sacar la fuerza para llegar. En la siguiente contracción rompí bolsa, acá mismo en el living, entre la pileta, el sillón y los perros. Es uno de los momentos que mas claro recuerdo. Cada vez estábamos mas cerca, puje en 4 patas, en el banco de parto, en cuclillas y parada, hasta que decidimos irnos todos al baño de arriba. No se como subí las escaleras, el recuerdo es una película surrealista.
En el baño me senté en el inodoro, puje varias veces y después me senté en el banco de parto, con lucho atrás y las chicas sentadas en el piso, todo oscuro, expectante y sereno. Recuerdo a lucho sosteniéndome con fuerza y una voz que me decía: tranqui mili, respira y hace que la fuerza vaya para abajo, deja que los músculos se estiren despacito. Que clave fue esto para no apurarme y estar presente.
Pude sentir la cabeza de Elvis encajada y juntos empujamos para que nazca, sin prisa, muy enfocados. Salió deslizado su cabeza y su cuerpo, y enseguida lo tuve encima mío, la cosa mas increíble y mágica del mundo.
Yo no llegue a verlo pero tenia doble circular de cordón.
Elvis nació el miércoles 15/05 a las 00.14 am en el baño de casa. A las 00.29 alumbre la placenta. Antes de la 1 estaba prendido en la teta, juntos en la cama de la que poco hemos salido desde entonces. Yo no me desgarre, no use anestesia ni me intervinieron de ninguna forma y a el tampoco. Estamos fuertes,sanos y juntos desde el primer momento.