La conexión con mi cervix estos días está siendo profunda, clara y bastante trascendental.
Como si estuviera viendo y haciéndome cargo de mi cara más genuina.
Todavía hay partes que me cuesta abrazar, aceptar.
Pero estoy haciendo un camino hacia eso, sé que no hay otro lugar a donde ir.
El cervix es el cuello del útero, nuestro punto más yin. El polo receptivo.
Es la parte más baja del útero, es su boca. Ese portal energético, espiritual y literal.
El que da paso ó cierre a nuestro espacio más íntimo.
Pienso en los momentos en los que el cervix se abre y suelta. No son muchos y son momentos bien claros: cuando menstruamos, cuando parimos, cuando tenemos un aborto ó una pérdida gestacional, cuando ovulamos y en el momento de la exitación y el orgasmo (estos últimos momentos no se dan en todos los orgasmos, ya que menos del 10% de las personas con cervix dicen haber experimentado el orgasmo cérvico-uterino, según sus testimonios es una experiencia espiritual profunda, de conexión con la divinidad. Algunas experiencias indican la posibilidad de generar estados superiores a los conseguidos por drogas psicoactivas).

Todos estos son estados de transformación de la materia y energía.
Son estadíos bisagra ó puntos de inflexión en el ciclo vida-muerte-vida.
Es decir que la apertura del cervix se produce cuando vivimos un proceso de transformación muy profundo.
Cuando cerramos un ciclo, cuando dejamos morir, cuando soltamos, cuando damos vida a una nueva forma.

Me pregunto por qué en esta sociedad los finales, las muertes, los duelos, son tabú.
Menstruamos, abortamos, y duelamos en clandestinidad.

Nos cuesta soltar.
Acumulamos.
Nos cuesta cerrar orgánicamente los ciclos, y abrirnos hacia nuevas experiencias.

Tenemos miedo de cambiar.
Una vez que nos identificamos con algo, sea un vínculo, una carrera, una ciudad, nos cuesta mucho soltarlo, aunque ya no nos esté nutriendo, aunque no nos dé vida.

Conectar con nuestro útero, con nuestro cervix, con nuestro ciclo menstrualovulatorio, nos invita ante todo, a reconocer que somos seres cíclicxs por naturaleza.
Esto quiere decir que nuestra esencia es abrazar el fin y el comienzo de los ciclos constantemente.
Como la luna. Es aceptar que somos luz, somos oscuridad.
Que no existe una cara, sin la otra.

Es nuestra salud, dejar ir lo que ya no nos pertenece.
En el plano de lo material, en el energético y en el emocional.
Yo sé
Que no soltamos por miedo.
Por apego.
Por identificación.

Pero también sé, y lo siento en la piel,
Que nada es más inorgánico que ir en contra de nuestra naturaleza.

Si te sentís en desequilibrio con vos mismx, con tu autoestima, con tus emociones, con tu creatividad y tus proyectos.
Te invito a que respires hacia tu útero, y te preguntes:

¿Qué necesito soltar?
¿Qué estoy manteniendo en mi vida que ya no me pertenece?
¿Que necesito soltar para poder vibrar en armonía?

Date unos respiros y escribí.
Seguro surjan cosas muy interesantes :)


Con mucho amor,
iari
imágen: @theancientgemstone

Referencias:
- Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer- Dr. Christian Northrup
- Manual introductorio a la ginecología natural, Pabla Perez San Martín
- Gineco-ecología, textos escritos y compilados Sofía Slobo Parisi
- IG @selfcervix
- IG @cervicalwellness


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